A lo largo del embarazo suceden una multitud de cambios físicos en la mujer para albergar a su bebé, que
crece rápidamente, y para preparar su cuerpo en vistas del futuro parto.
Es
frecuente que hacia la mitad del tercer trimestre de embarazo aparezcan dolores
y molestias que, aunque sean normales en el proceso de gestación y
probablemente desaparezcan tras el parto, puedan entorpecer en gran medida o
incluso limitar el día a día de la mujer embarazada.
El
tratamiento mediante fisioterapia puede minimizar estas molestias y prevenir el
desarrollo de problemas físicos derivados del embarazo como pueden ser la
aparición de varices e incontinencia urinaria.
Aproximadamente
a partir de la semana 12 de gestación la mujer comienza a notar el impacto que
tiene en su cuerpo el aumento de tamaño de su bebé. Su útero crece, se eleva
unos 28 centímetros por encima del pubis y los huesos de la pelvis, a través
del aumento de movilidad de sus articulaciones, se amoldan para albergar al
feto.
El
peso extra que aportan el crecimiento de las mamas y del bebé en la zona
abdominal,
se distribuye en la parte anterior del cuerpo, modificando la ubicación del
centro de gravedad, que se sitúa también cada vez más hacia delante. Para recuperar
el equilibrio corporal, a medida que avanza la gestación, la mujer embarazada
va desplazando su tórax hacia atrás, al igual que los hombros y los codos. Como
consecuencia de este cambio postural, aumenta la curvatura baja de la espalda,
llamada lordosis lumbar, que se hace más pronunciada.
Todos
estos cambios de la estática y la dinámica corporal van a marcar el comienzo
de las molestias musculares y articulares de la futura mamá
Molestias físicas
frecuentes:
- Dolor de espalda
- Sacroileitis
- Ciática
- Calambres
- Incontinencia urinaria
Más vale cuidarse:
Antes
que nada, si tienes algún dolor durante el embarazo debes consultar con tu
ginecólogo para descartar que se deba a causas obstétricas. Una vez hecho esto,
ponerse en manos de un fisioterapeuta puede ayudarte muchísimo. Son comunes
los miedos a recibir cualquier tratamiento; es normal, el instinto de
protección de la madre hacia su bebé está a flor de piel y más si se trata del
primer embarazo. Pero, confía en tu fisioterapeuta, él sabrá qué técnicas o
maniobras están indicadas durante la gestación y cuáles no.
El
masaje aflojará los tejidos y la musculatura que está especialmente tensa y es
particularmente beneficioso en las últimas etapas del embarazo, ya que
potenciará la relajación física y mental de la futura mamá. Tu fisioterapeuta
utilizará distintos tipos de masaje para mejorar el edema en los miembros
inferiores y para prevenir la aparición de problemas permanentes después del
parto como pueden ser las varices.
Utilizará
también movilizaciones suaves de las articulaciones que puedan estar en
disfunción y practicará suaves estiramientos. Además, te enseñará ejercicios
que te ayudarán reforzar las articulaciones inestables de la cintura pélvica,
para mejorar o prevenir el dolor, y para fortalecer la musculatura del suelo
pélvico, con la finalidad de adelantarse a la posible aparición de
incontinencia urinaria, así como acondicionar esta musculatura para el trabajo
del parto.
Los
consejos sobre higiene postural que te aportará el fisioterapeuta serán también
fundamentales para proteger las partes de tu cuerpo que están especialmente
sensibles a lesionarse por el estrés al que están sometidas. También insistirá
en el modo de cargar peso, agacharse, levantarse de la cama o sobre las mejores
posiciones de descanso y para dormir.
Es
importante también que la mujer se prepare para el parto mejorando su condición
física en general, mediante la práctica de algún tipo de ejercicio aeróbico, de
tonificación y de relajación. En consonancia con el médico, el fisioterapeuta
te asesorará acerca del tipo de ejercicio más indicado, así como de la
intensidad idónea, del tiempo y de las posiciones de descanso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario