Hay una
gran cantidad de anomalías estáticas en los pies que se caracterizan por el
hundimiento del borde interno de éste, a las que incluimos dentro de la denominación
“pie plano”.
La forma
normal de un pie debería ser con un arco en la zona interna de la planta. En el
cuerpo humano, está todo anatómicamente pensado para tener una función. En este
caso, el arco plantar del pie tiene como misión crear una bóveda y distribuir
mejor el peso del cuerpo, de manera que tengamos más estabilidad cargando el
peso en la zona del talón, la cabeza de los metatarsianos y un poco en la zona
externa del pie.
En muchos
casos, este arco se ve disminuido o incluso desaparece, lo que puede dar lugar
a dolores, ya que cargamos más peso en zonas que no están diseñadas para ello.
Existen
muchos tipos de pies planos. Se estudian por una parte en el niño y, por otra,
en el adolescente o el adulto. Yo me centraré en este último, para que sepáis
que cosas debéis tener en cuenta si sufris esta afección y aún no le habéis
puesto remedio.
El pie
plano puede aparecer por distintos motivos, como flacidez, contracturas
o artrosis, subluxaciones o deformidades óseas.
Lo más
común es que se trate de un pie plano flácido o blando. Puede deberse a
un hundimiento del arco y/o valgo de la parte posterior del pie, es decir, que
al estar de pie, al ver el talón desde atrás éste se va hacia dentro. La causa
es una hiperlaxitud de los ligamentos y falta de tono muscular.
En este
caso, la deformación puede corregirse activamente. Es el periodo de los
trastornos funcionales en que los dolores aparecerán en ocasiones de grandes
fatigas del pie.
El tratamiento
consistiría, para empezar, en utilizar un buen calzado y plantillas ortopédicas
bien adaptadas y personalizadas. Para ello deberíais acudir a un podólogo para
que os haga un estudio de la pisada y pueda hacer las correcciones oportunas.
Desde el
punto de vista de la fisioterapia, se haría gimnasia de fortalecimiento
muscular específico del pie y de la pierna, se trabajarían las cadenas
musculares, y se harían ejercicios específicos de rectificación de la marcha
dificultándolos cada vez más. Hay que ser muy constante, y hacer estos
ejercicios a dario. Si hiciera falta, podrían combinarse con algún masaje para
evitar la aparición de calambres por el trabajo tan específico de la zona.
En el
caso del pie contracturado, es doloroso como consecuencia de un pie
plano flácido que ha evolucionado o de un traumatismo, esguince o afección
reumática.
Las
contracturas de los músculos externos son más o menos generalizadas, aparece
dolor al menor esfuerzo, y la deformación no puede corregirse activamente como
en el caso anterior.
En este
caso, el tratamiento fisioterápico consistiría en relajar los músculos
del pie, quitar las contracturas, hacer movilizaciones, calmar el dolor y hacer
ejercicios específicos. Además de utilizar un buen calzado y llevar plantillas.
Por último, en el caso de un pie artrósico o con deformidades
óseas (se da en edades más avanzadas normalmente), el pie estará
anquilosado y será doloroso, dificultando bastante la marcha. También habrá que
acudir a un fisio y a un podólogo para completar el tratamiento y disminuir el
dolor e intentar facilitar dentro de lo posible la marcha.
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