viernes, 1 de noviembre de 2013

Pie plano


Hay una gran cantidad de anomalías estáticas en los pies que se caracterizan por el hundimiento del borde interno de éste, a las que incluimos dentro de la denominación “pie plano”.
La forma normal de un pie debería ser con un arco en la zona interna de la planta. En el cuerpo humano, está todo anatómicamente pensado para tener una función. En este caso, el arco plantar del pie tiene como misión crear una bóveda y distribuir mejor el peso del cuerpo, de manera que tengamos más estabilidad cargando el peso en la zona del talón, la cabeza de los metatarsianos y un poco en la zona externa del pie.
 
En muchos casos, este arco se ve disminuido o incluso desaparece, lo que puede dar lugar a dolores, ya que cargamos más peso en zonas que no están diseñadas para ello.
Existen muchos tipos de pies planos. Se estudian por una parte en el niño y, por otra, en el adolescente o el adulto. Yo me centraré en este último, para que sepáis que cosas debéis tener en cuenta si sufris esta afección y aún no le habéis puesto remedio.
El pie plano puede aparecer por distintos motivos, como flacidez, contracturas o artrosis, subluxaciones o deformidades óseas.
Lo más común es que se trate de un pie plano flácido o blando. Puede deberse a un hundimiento del arco y/o valgo de la parte posterior del pie, es decir, que al estar de pie, al ver el talón desde atrás éste se va hacia dentro. La causa es una hiperlaxitud de los ligamentos y falta de tono muscular.
En este caso, la deformación puede corregirse activamente. Es el periodo de los trastornos funcionales en que los dolores aparecerán en ocasiones de grandes fatigas del pie.
El tratamiento consistiría, para empezar, en utilizar un buen calzado y plantillas ortopédicas bien adaptadas y personalizadas. Para ello deberíais acudir a un podólogo para que os haga un estudio de la pisada y pueda hacer las correcciones oportunas.
Desde el punto de vista de la fisioterapia, se haría gimnasia de fortalecimiento muscular específico del pie y de la pierna, se trabajarían las cadenas musculares, y se harían ejercicios específicos de rectificación de la marcha dificultándolos cada vez más. Hay que ser muy constante, y hacer estos ejercicios a dario. Si hiciera falta, podrían combinarse con algún masaje para evitar la aparición de calambres por el trabajo tan específico de la zona.
En el caso del pie contracturado, es doloroso como consecuencia de un pie plano flácido que ha evolucionado o de un traumatismo, esguince o afección reumática.
Las contracturas de los músculos externos son más o menos generalizadas, aparece dolor al menor esfuerzo, y la deformación no puede corregirse activamente como en el caso anterior.
En este caso, el tratamiento fisioterápico consistiría en relajar los músculos del pie, quitar las contracturas, hacer movilizaciones, calmar el dolor y hacer ejercicios específicos. Además de utilizar un buen calzado y llevar plantillas.
Por último, en el caso de un pie artrósico o con deformidades óseas (se da en edades más avanzadas normalmente), el pie estará anquilosado y será doloroso, dificultando bastante la marcha. También habrá que acudir a un fisio y a un podólogo para completar el tratamiento y disminuir el dolor e intentar facilitar dentro de lo posible la marcha.


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